Un 16 de junio de 1986 apareció el mítico actor francés Alain Delon en la portada de un disco de rock británico. La imagen pertenecía a la película “L´Insoumis” de Alain Cavalier estrenada en 1964. Y el disco que decidió inmortalizar esa imagen era “The Queen is Dead” de The Smiths. El diseño de esa portada fue de su vocalista, Steven Patrick Morrissey quien junto a Johnny Marr, Andy Rourke y Mike Joyce marcó una época y sembró un sonido exquisito que aún hoy en día suena fresco y vigente.
“The Queen is Dead” y yo nacimos casi al tiempo. Con tres años de diferencia. Muchos años después, en mi adolescencia, me atrajo tanto que no sabía si sentía pasión o dolor escuchándolo. Y más de una vez he llorado. Es un disco denso que, paradójicamente, lo hace sentir a uno liviano. Difícil de asimilar. Y con momentos muy específicos para escucharlo. |
Cortesía: Simona Sánchez |
Un álbum literario y cinematográfico que desnuda muchas de las emociones que más evitamos, pero que son parte inherente de nuestra ciclotimia humana. Pesimista, dramático, romántico y sexy hasta la médula. Con una oscuridad magnética que, sin importar la década, puede conmover a quien se sumerja en ella. A raíz de ese álbum “The Smiths” pero especialmente Morrissey se consolidó como la voz de una generación. Un símbolo no sólo británico sino global en la década de los 80. Y por más de que él al emprender su carrera en solitario quisiera despojarse de la banda que lo puso en el escenario musical, esta ha sido un fantasma brillante que hace parte de su halo.
Su carrera como solista definitivamente ha sido muchísimo más extensa. Rigurosa y metódica. Con un carácter de por medio que algunos aman y otros odian. Morrissey es perturbador. Elegantemente perturbador. Hay quienes constantemente se preguntan: ¿Es él? O es el personaje que durante 40 años ha construido? Pero Morrissey es de una sola cara. Y es capaz de hacer cualquier cosa por defender lo que cree así el mundo entero no esté de acuerdo. Eso lo convierte en humano y en leyenda. |
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Con un espíritu transgresor en si mismo es, tal vez, la representación de parte de una generación de jóvenes inconformes, que se rebelaron y se refugiaron en la música convirtiéndose en símbolos del rock que podían pasar por encima de todo lo que fuera.
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En medio de su música y sus canciones, sus opiniones y acciones rayan en la incomodidad. Causan controversia. Ponen el dedo en la llaga de la moral. De lo políticamente correcto. De lo que ya no se quiere ni se debe tolerar. Y entonces durante 40 años Morrissey detona ese duelo interno en donde sólo quisiéramos quedarnos con su música sin saber mucho más.
Es recomendable prepararse desde ya para uno de los shows más esperados en los últimos años: los 40 años de Morrissey en Bogotá. Evento: Páramo Presenta |